Descubre cómo hacer que la ropa dure más
Hay muchos factores que hacen que nuestra ropa sea más duradera y no solo aguante una temporada, sino año tras año; porque está muy bien eso de comprar por “dos duros” y tirar la prenda una vez está desgastada, pero… ¿nos hemos parado a pensar en las consecuencias de eso?
Reflexiones a parte, la durabilidad de las prendas depende de la calidad de estas, del uso que las demos, del lavado y el secado y al final, es imposible que la ropa se mantenga tan bien como al principio: el blanco deja de ser blanco, se rompen con más facilidad, los colores pierden su brillo, etc. Seguro que quieres evitar todo esto -y tu cartera también te lo agradecerá- así que, sigue leyendo y descubre cómo hacer la ropa más duradera en el armario.
1. Utiliza la lavadora con conocimiento
La lavadora es el primer obstáculo que hace que nuestra ropa dure menos, aunque en realidad, se podría decir que es la forma en que la usamos -no vamos a lavar a mano toda la colada-. Algunos de los errores más comunes vienen provocados por las prisas o por la vagancia, por ejemplo:
- No separar las prendas por colores
- Introducir prendas delicadas
- Aplicar excesivo calor por sistema en los lavados de diario
- Seleccionar un programa erróneo
- Lavar las prendas a las que sólo le hemos dado un uso
Este último punto tiene fácil solución: no deberíamos guardar una prenda ya usada con el resto de la ropa limpia en el armario, ni tampoco tirarla directamente al cesto de la ropa sucia; lo mejor es colgarla para que se airee o dejarla en una silla y al día siguiente, guardarla en el armario.
Y en cuanto al tema de programas… vale que es complicado, ¡pero no hace falta una ingeniería! Hay que seleccionar el programa según las necesidades de cuidado de cada prenda. Además, es importante recordar que deberíamos darle la vuelta a los vaqueros para que destiñan menos, y a las camisetas estampadas para que no pierdan el dibujo.
¿Un truco? Si dudas con alguna pieza delicada, es mejor meterla en la lavadora dentro de una bolsa especial para lavado, así la proteges de la erosión de otras prendas, botones, o cremalleras.
2. No todo se cuelga en percha
Con un poco de sentido común, debemos de ser capaces de clasificar la ropa que se cuelga en perchas de la que NO. La ropa de punto no debería colgarse en perchas. ¿Alguna vez te has puesto un jerséy dado de sí en los hombros? Pues eso es gracias a que ha estado colgado en vez de doblado.
Truco: si tienes una prenda de punto muy fina, a la que das un cuidado especial -y por eso se merece un puesto entre las prendas perchadas- por lo que no la metes doblado en los cajones por miedo a que se arrugue o se pierda entre otras camisetas, puedes doblarla con un folio de papel. Algo así a como lo tienen en algunas tiendas.
Las prendas más delicadas como vestidos o camisas se pueden colgar en perchas acolchadas, que respeten la forma de los hombros y los abrigos en las perchas más anchas.
3. Lavar a mano
SIEMPRE lavad a mano los jerséis y prendas más delicadas (inclusive la ropa interior, especialmente los sujetadores). Para no derrochar agua, junta una cantidad de ropa generosa y usa agua fría para evitar que destiña o encoja. Además, como el agua se queda en el lavabo, es preferible lavar primero la ropa más clara y después la oscura.
También habría que usar un detergente especial de lavado a mano, no abusar con la cantidad, verterlo en el agua y mezclarlo antes de introducir la prenda. Una vez lavada hay que escurrir bien la prenda, no mezclarlas todas en el mismo cubo mientras estén húmedas, y dejar que se sequen en un lugar aireado, en una percha o de forma que evitemos que se deformen.
4. Tejidos especiales
Como el cuero o la seda, requieren de cuidados específicos. Respecto a la seda, puede que te sorprendas, porque pese a su apariencia, es uno de los más resistentes. Para lavar una pieza de seda que ha sido usada pero no está sucia, hay un truco muy eficaz que la deja como nueva, limpiarla con vapor de agua: coloca la prenda en su percha y al ir a ducharte, colgarla dentro del cuarto de baño. El vapor de agua que se desprende en la ducha, ése que convierte el espejo en una pizarra, se encarga de limpiar la prenda. Y ya está lista para un nuevo uso.
En cuanto al cuero, cuando se va a dejar de usar es importante guardar la prenda en una bolsa de ropa, pero evitando doblarla, pues podrías provocar que se deforme. Nunca se lava en la lavadora, se limpia en seco, con un producto destinado a este fin y una esponja seca. Cuando vayas a usarla la próxima temporada, se le puede untar crema hidratante.
5. El secado de las prendas tiene su truco
La máxima es: priorizar el uso del tendedero por encima de la secadora, y después ¡aprender a tender para que no queden marcas en la ropa! ¿Cómo hacerlo? Hay que buscar los pliegues de la ropa para colocar las pinzas: axilas en camisetas, e ingle en pantalones.
También puedes evitar tender las prendas durante la mañana, con el argumento de que “hace sol”, porque precisamente la luz directa del sol es lo peor que puede sentarle al color, sobre todo en ropa oscura, hace que las prendas se acartonen y pierdan el color. Así que, lo mejor es tender cuando el sol no dé directamente en el tendedero.
Truco: las camisas es conveniente secarlas en su percha, para que no se deformen.